jueves, 18 de septiembre de 2014

Pepe soplillo





El Kiosko era un programa infantil de variedades en el que nos intentaban enseñar que el mundo podía ser mucho más divertido. Entre canción y canción, nos enseñeban a hacer dibujos, nos mostraban un divertido experimento científico o nos representaban algún teatrillo peculiar.

Pero si hubo un personaje por el que el programa pasó a la historia, fue el de Pepe Soplillo. Con la voz del inconfundible Pepe Carabias, Soplillo era un muppet animado que nos contaba sus hazañas, opiniones y desventuras. Tan evidentes fueron sus características orejas grandes que al orejón de cada clase se le empezó a decir, inmediatamente, que tenía orejas de soplillo.

Los elefantes de la fortuna





Toda casa de los ochenta estaba llena de horteradas. Entre las mismas destacaban los regalitos de boda o comunión; pequeñas figuras, bandejitas y platitos inundaban nuestros muebles afeando el paisaje. Toda madre ha suspirado por una figurita de Lladró y cuando la han conseguido la han cuidado más que a un hijo. Hasta le quitaban el polvo de una manera diferente. Pero el rey de las horteradas era el elefante de la fortuna. En mi casa había tres y estaban colocados en la balda más alta del mueble haciendo escala de mayor a menor. Importante que tuviesen la trompa hacia arriba, pues aquello indicaba que iban a traer toda la suerte del mundo. Afortunadamente, tanto mis hermanos como yo hemos tenido una infancia feliz, por lo que puedo decir que sí, que los elefantes nos aportaron fortuna.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Fray Perico y su borrico

A los niños nos gustaba jugar, idear, correr, dar patadas y pelearnos. Pero necesitábamos un aliciente para que nos gustase también leer. Y entonces apareció al colección de libros de "Barco de Vapor". Estaba la edición de libros azules para niños de menor edad y la edición de libros naranjas para los niños más crecidos. Entre estos últimos se encontraba "Fray Perico y su borrico". El libro contaba las andanzas de un fraile torpe que viajaba con un burro más torpe aún. Cuando lo leímos en clase por vez primera, recuerdo morir de la risa. Teníamos un compañero que compartía nombre y apellidos con el autor y nos hacíamos la broma de que el libro lo había escrito él. Creo que alguno, incluso, lo creyó. Por eso, aún cuando le veo, sigo acordándome del libro y no puedo evitar esbozar una sonrisa.

lunes, 8 de septiembre de 2014

El gordo Barkley

Los que nos habíamos aficionado al baloncesto gracias a la medalla de plata conquista por España en Los Ángeles, la aparición de un programa a altas horas de la noche de los viernes nos pareció una nueva conquista hacia nuestros sueños. De repente, los que viviamos en la ignorancia de lo cercano, descubrimos que existía otro baloncesto más allá del Atlántico y que aquello era todo un espectáculo.

Ramón Trecet nos introdujo en aquel mundo gracias a su programa "Cerca de las estrellas". Él no enseñó el Alley Hoop, el Ding Dong, el catapúm. Y él nos guió hacia los jugadores con sus motes más originales. Uno de ellos fue el de El Gordo Barkley. Los que nos habíamos acostumbrados a héroes de fibra y hierro quedamos sorprendidos al comprobar que había un tipo al que llamaban gordo y encima jugaba bien. Más bien, jugaba fenomenal. Barkley era una fuerza de la naturaleza que luchaba contra los elementos y los estereotipos. No era fácil destacar en la Edad de Oro del baloncesto mundial, y él lo hizo.