Si existió un momento clave en la historia de Martes y 13, este fue el de la Nochevieja de 1985. Hasta entonces había sido, primero un trío y un dúo, después, con su correspondiente cuota de gracia. Lo suyo eran las imitaciones y las parodias llevadas al absurdo. Entre ellos, Josema ponía el toque de humor más racional y Millán era todo esperpento. Un par de genios que vinieron a ganarse al mundo el día que, según ellos, improvisaron uno de los diálogos más descollantes de la historia de nuestra televisión.
lunes, 28 de abril de 2014
Encanna
Si existió un momento clave en la historia de Martes y 13, este fue el de la Nochevieja de 1985. Hasta entonces había sido, primero un trío y un dúo, después, con su correspondiente cuota de gracia. Lo suyo eran las imitaciones y las parodias llevadas al absurdo. Entre ellos, Josema ponía el toque de humor más racional y Millán era todo esperpento. Un par de genios que vinieron a ganarse al mundo el día que, según ellos, improvisaron uno de los diálogos más descollantes de la historia de nuestra televisión.
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